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martes, 19 de agosto de 2014

La crónica de Paco

El domingo 17 de agosto tuvo lugar en Sada una de las carreras clásicas del calendario, la Milla Urbana, coincidiendo con las fiestas de San Roque. Era esta la IV edición y vaya por delante que fué un éxito rotundo.
Tras un periodo de inactividad, más largo de lo aconsejable, volvemos a las andadas. Y la milla parecía un excelente inicio. Llegué a Sada poco después del amanecer a esa hora incierta en la que confluyen madrugadores y noctambulos. Había quedado a las 7:30, pero como venía desde Valdoviño, me retrasé, llegando a eso de las 7:50. (Creo que hice bien en no acelerarme, en dos puntos contemplé a la Guardia Civil de Tráfico haciendo caja). A tan temprana hora ya los organizadores del CAS eran legión, inconfundible y vistosa, en destacadas camisetas rosas, que coloreaban todo el paseo. Aún así los noctámbulos ganaban por goleada. En número, que en presencia y donaire, salían perdedores. Sabiéndose derrotados, partían en franca retirada. Salía un trailer de la Panorama en dirección a la N-VI y no había que ser un lince para saber que orquesta había actuado. El día era espléndido, despejado, soleado, cálido, que aunque extrañe, es agosto. Sin viento. En la ría en calma, reverberaba el sol. La villa tenía una luz viva y dorada. Esa luz demostraba nitidamente que el paseo estaba sembrado de basura. Papeles, plásticos, vasos, botellas e inmundicias varias, se enseñoreaban de él. Que sin gorrinada, no hay fiesta. Una máquina de limpieza y un operario a pie hicieron lo que pudieron, que fue bastante dado lo exiguo del despliegue. Caminé entre desperdicios y me dirigí al Centro Cultural, base del operativo organizativo. A disposición, para la alta misión que me hubiesen reservado. Me atribuyeron una de las misiones más delicadas, participar en la delimitación del circuito. Lo acepté a regañadientes, pero me pareció una forma de malgastar mi talento. Sugerí : dinamizador de grupos, cuentacuentos,  charla con ebrios o socialización en cafés. "Necesitamos brazos, no cuentistas". Obedecí deprimido. Me colocaron una camiseta que parecía rosa, (de ser realmente así no me la pongo), pero me aclararon que era fucsia brillante e identificativa de la organización. Tragué capitidisminuido, y como compensación, me entregué con fervor a la colocación de cinta plástica y al transporte de vallas. Y por esos vericuetos de la memoria, las vallas me volvieron a la infancia,  me vi en la escuela. Recordé el diabólico dictado de la seño  : "La yegua baya saltó la valla. ¡Vaya con la llegua baya!......." y yo colacaba dierésis, bes, uves, elles e i griegas, con escaso tino, tropezando en las distintas vallas y a 10 repeticiones por falta de ortografía, tenías el día entretenido. ¡Tiempos pasados!. Trabajamos con denuedo y eficacia, así que a las 9 teníamos delimitado el circuito. Caimos en la cuenta de que una de las diversiones del día anterior había consistido en romper recipientes de cristal, y numerosos cristales filosos se diseminaban por el paseo. Desplazarlos al cesped sería empeorar la situación, así que con una escoba improvisada y recogedores aún más improvisados, recogimos todos los que encontramos, que no fueron pocos. Volvimos a la base, en donde la fiesta, (deportiva), ya había comenzado. Allí nos juntamos la chavalada, (no por ser sexagenario se deja de ser niño). Risas, saludos, encuentros. Y como la cabra tira al monte, mantuvimos una animada charla sobre vinos y bebidas espirituosas, de lo más instructiva. Café y a cumplir la segunda y más delicada parte de la misión, conseguir que el circuito fuese, por dos horas, de utilización exclusiva de los corredores. En mi zona, sea porque erámos multitud, ( dos del CAS, un chico de cronometraje y una chica que apuntaba el paso de dorsales ), sea por que se nos veía bastante brutos, sea porque el número de paseantes no era excesivo, no hubo mayores problemas, salvo algún comentario desabrido y leves protestas. Alguna gente tiene más presente los derechos que la convivencia, pero eran una minoría exigua y encauzamos al personal, sin necesidad de violencia física. A partir de ahí deporte y fiesta, fiesta y deporte. Más de 600 participantes. Competición limpia y noble, sin incidentes, ni accidentes. Record del circuito, 4´40´´, excelente participación y resultados del CAS, al menos Inés ganó su categoría. Avituallamiento final, con agua, refresco y fruta. Camiseta conmemorativa y eso que la carrera era gratis. (Que conste que no soy partidario de las carreras gratuitas y prefiero cuotas moderadas. Elimina incumplidores y aumenta exigencias. Me parece bueno para todos.) Resultados publicados inmediatamente. No he encontrado ningún fallo reseñable.
En cuanto a mi actuación, excelente : entré en el mismo tiempo que Bea González, que siempre me gana de largo. El que me ganase todo quisque y que Bea fuese de paseo, no me resta mérito. ¿Que tiempo?. Ya lo dije, soleado.
Luego hay que desandar lo caminado, y ¡hala!, a desmontar el circuito. Volvimos a ser multitud y fue visto y no visto. A eso de las 12, unos 15 minutos después de finalizar la última prueba de adultos, cinta y vallas estaban retiradas y el paseo restituido a su normalidad. Los usuarios diversos, eran, ahora si, numerosos.
Pero aún quedaban los más pequeños, y eran unos 250. Si antes era fiesta, ahora fue jolgorio. Calentamiento dirigido, risas, alegría, gritos. La vida pujante, con la ilusión de la que sólo los niños son capaces.
La prueba, un éxito indiscutible. El ambiente excelente. La organización muy buena. La participació buena y animada. Los resultados excedlentes. El día precioso. Todo salió bien. Realmente para sentirse orgullosos.

 Hasta las camisetas al final me parecieron realmente fucsias.