La Historia la escriben los vencedores, para grandeza de la Patria y exaltación de sus ciudadados. Pero el paisaje después de la batalla bien poco tiene de glorioso, ejemplar o heroico . Tan solo queda miseria, destrucción y muerte. Esta BIG-VAY , la XVI edición, fué mi particular derrota de Aljubarrota, (en donde un ejército portugués de unos 6.500 hombres, derrotó al castellano, con 31.000 efectivos).
Tan lúgubre comienzo presagia una crónica trágica y poco humor puede esperarse. Esta carrera y yo no nos entendemos. Es como una mujer que te arrastra y te rechaza. Pero no absolutamente, (conviene tener jugadores de reserva) y te busca, distanciándote. La carrera me encanta, pero sistemáticamente se me resiste. Y la causa, esta vez, fueron los múltiples errores cometidos. Había hecho 1h 50´en la Media de Coruña, (¡ inmediatamente después de carnavales!), justo un mes antes y estaba claro que iba a desquitarme del abandono por lesión el año anterior. Conocía el recorrido, me encontraba bien y no podía fallar. No fallé, estuve desastroso. Primer aprendizaje : Subestimar al enemigo o sobrevalorarse es un camino seguro hacia la catástrofe.
Tras la carrera de A Coruña, seguí cumpliendo los entrenamientos, pero entrené mayoritariamente en solitario. Otro error : la exigencia e intensidad en los entrenamientos individuales, disminuye. Además no se hace la técnica de carrera, (no conozco a nadie que se atreva a hacerla en solitario), que como se sabe es fundamental. (S. Juan, capitulo VII, versículo XXI).
Los días 20 y 21, los pasé en Valdoviño, trabajando en la huerta, (para algo eran vacaciones), cortando leña, segando hierba, limpiando setos, etc. Iba sobrado. La noche anterior leí hasta tarde, y arranqué para Sada a las 6 de la mañana, mal desayunado. ¡Vamos!, añadiendo leña al fuego. Nueva enseñanza : la soberbia es uno de los pecados capitales. La virtud que la neutraliza es la humildad, y si uno no la tiene, la realidad la impone.
La dieta es la materna, de cocina de leña y 4 horas de cocción, al blup blup suave. Declarada patrimonio universal por la familia, es la habitual los fines de semana. Algún día comentaré los conceptos culinarios de Celina, que así se llama, pero no hoy, porque si no, no acabamos.
Al llegar al autobús, se iniciaron los malos presagios, que curiosamente no supe identificar. Había demasiada gente de otros clubes. Competidores, adversarios, rivales. Sin eufemismos : enemigos. Llevabámos infiltrado al enemigo. El club presentó menos corredores que el año pasado. (22 frente a 35). El club crece, pero a la vez se diversifica y la presencia fue inferior. Nada que reseñar en el viaje que resultó plácido. Yo iba enfrascado en la lectura de "Hombres buenos" de Pérez-Reverte, que me parece magnífica, pero mejor hubiera hecho durmiendo. El dorsal parecia favorable, acabado en 2, como el día, pero en contraposición la suma era impar , otro mal presagio que no supe advertir. A la salida, sol, calor, que francamente me va mal y viento a favor. La salida estaba perfectamente señalizada para situarse por colores, pero sin ningún control, con lo que los dorsales resultaron multicolores. Vamos, que cada uno salió en donde le dió la gana. Arranqué bien por la izquierda y casi me rozo con Abel Caballero. Me horripilé. Tan infausto augurio, ya no pude ignorarlo. Mi objetivo eran igualar o mejorar algo el 1:50, coruñés, así que me aproximé al globo. Pero se corría incómodo, como en cualquier otro sitio, pude comprobar pronto, así que lo adelanté ya en el km 1. Nuevo y grave error estratégico, tendría que haberme mantenido ahí hasta el km 10 o 12, para luego separarme si me veía bien. Pasé el km 10 a 5:20. Cerca del 11, me adelanto el globo y se comenzó a alejar lentamente. En el 12, literalmente me hundo. No es cansancio, ni flojera de piernas o asfixia. Es impotencia.(Os imaginaís lo terrible que es para un hombre). No estoy dispuesto a abandonar dos años consecutivos la misma carrera. ¡O entro en Meta o en el Hospital. Y no tengo claro que fuese un error, porque seguir arrastrándose 9 km machaca fisicamente, haber abandonado me hubiese hundido animicamente. La boca está seca. El sudor, se transforma en un liquido viscoso. Pátina oleosa que impide refrescar. En el Km 12,5, me refresco con tres esponjas. Al poco tiempo, vuelve la asfixia. Me echo a andar, no más de 30 segundos. Hasta la meta lo haría 6 veces más. Llegar es el único objetivo, una obsesión. Empiezo a ver gente caída y atendida en las cunetas, algunos con bastante mal estado. Contaría 6, todos hombres, hasta la llegada. Espero no ser yo uno de ellos, pienso cada vez que sobrepaso uno. Llego a Nigrán, le digo adiós a la rotonda fatídica, lugar del abandono del año anterior. Busco a la chica del año pasado, con la que habría podido charlar un rato. (Total mucho peor ya no podría ser). No hay nadie, deben de estar ocupados porque pasan ambulancias. Faltan 3 km, que aún no se como supero. Finalmente, llego. He perdido 11 minutos en los últimos 9 km. En meta, remato los errores, como y bebo a lo bestia, como si ya no hubiese más en el futuro. Lógicamente me sienta mal. La vuelta en el autobús pareció un funeral, con mucha gente que ha obtenido malos resultados. Pero, grande también en el error, mi fracaso fué el mejor. Lo dicho, el viaje de vuelta resultó tedioso, tan sólo animado por mis mareos que fueron muy celebrados.
De la batalla de Aljubarrota, queda como conmemoración el monasterio de Batalha, joya del gótico tardío, situado entre Leiría y Fátima, mandado construir por Joao I, para agradecer el apoyo divino. (Si empleamos la misma lógica, los castellanos deberían haber arrasado una catedral por el perjuicio. No lo hicieron). De esta derrota personal quedarán muchas enseñanzas. En frase más atinada del libro con el que ando absorto : "todo lo vivido aprovecha, de una u otra forma. Excepto para los fanáticoa y los imbéciles".
El martes 24, denoche, aún dolido y después de trabajar, hicimos 3 series de 4.000, con el objetivo de bajar de 5:30. Magistralmente comandadas por Fede, corrimos próximos a 5:15, mejorando en cada serie. ¡Se van a enterar!.
Paco.
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