El domingo 6 de Abril se corrió
un clásico de las carreras populares de
Galicia, la Vigo-Bayona. Este 2014 la decimoquinta edición. Algo tendrá el vino
cuando lo bendicen. Y es que a pesar de las polémicas que siempre llevan estas
pruebas multitudinarias, la más constante : su precio, sistemáticamente se
cubre el límite de plazas. Algo verán esas 5.500 personas que este año se
apuntaron para querer participar. Recorrido precioso, excelente organización,
animación, abundante público, liebres, despliegue de protección civil, control
de tráfico y servicios sanitarios, buena señalización, buen avituallamiento y
excelente bolsa del corredor, son algunas de las razones. Con la complicación
añadida de que la carrera no es circular y que por lo tanto requiere un
trasiego multitudinario de atletas. No digo que no tenga fallos pero no
llamativos y en mi opinión merece mucho la pena.
Salimos de Sada a las 7 de la
mañana en autobús y con estricta
puntualidad, 27 participantes del CAS y
el resto familiares y advenedizos hasta completar cabida. El número de
participantes del club fue mayor 36, pero el resto se desplazaron por otros
medios. Viaje sin incidentes. Durante el
trayecto que buena parte del pasaje durmió, se repartieron los dorsales, me
imagino que en parte para fastidiar tan envidiable sonata. Aquí empezaron los
malos presagios, porque me adjudicaron el dorsal 6348, y ahí mismo hice saber
mi disgusto. De un dorsal que no tiene números repetidos, presenta
desequilibrio entre pares e impares y no es divisible ni por 7 ni por 11, no
hace falta ser maestro de la cábala, para entender que bien poca ventura se
puede esperar. Tuve que abandonar con
una contractura en el bíceps femoral de la pierna derecha en el km 18, a la
salida de Nigrán. Cuando hacía ya tres km que se veía Bayona. Es la primera vez
en mi vida que abandono una carrera, si bien es cierto que nunca antes había
corrido con esta edad. Desde que estoy
en el Club no dejo de experimentar novedosas sensaciones. Desde el km 15 venía
tocado y al cambiar la dirección, a la salida del puente, un pinchazo me hizo abandonar. Tirado en la
rotonda me atendió una chica de la organización. Llamó a protección civil, a la
central de la organización, a la
ambulancia. A la vista del circo que se formaba, yo repetía como un mantra,
“solo necesito que me acerquen a la meta”. Visto lo que se me venía encima
insinué con poca convicción que quizá si me levantase y fuese caminando me
recuperaría y legaría a la meta. Me tactó la pierna con más detenimiento y
voluptuosidad de la estrictamente necesaria , me miró a los ojos y me dijo que
era mejor que me quedase allí. ¿Cómo no iba a atender el requiebro de que me
quedase a su lado?. Ni la esperada bronca de Fernando, que me iba a caer de
todas formas, podría impedir que accediese a sus deseos. Y ahí se armó el
cisco. Llegaron una serie de individuos absolutamente decididos a demostrar la
necesidad de su presencia, me vi rodeado de 5 hombres, 2 motoristas, dos de
protección civil, uno..de yo que sé. Me asaetaron a preguntas, como se llama?,
que edad tiene?, que le pasa?, donde le
duele?. Yo repetía cada vez más alarmado “estoy bien, es una contractura en el
bíceps, sólo necesito que me acerquen a la meta”. Rodeado había perdido toda
percepción armoniosa, a saber, la chica o en su defecto el paisaje. Me
subieron al coche de protección civil, me volvieron a bajar porque llegaron los
sanitarios y la ambulancia. El acabose, rodeado cada vez de más personas. Yo repetía
“estoy bien, solo necesito….”. ¿Se encuentra bien?. “Hombre, aquí tirado,
doliéndome una pierna, rodeado de hombres que a saber que intenciones tienen,
no mucho la verdad”. ¿Se ha mareado? “Hasta ahora no, pero lo están
consiguiendo”. Me protegieron con la manta térmica y así con barba cana y
portando una capa dorada, me transformaron en un rey mago. Desde luego no me
llevaron a la meta. Vuelta atrás a lo que denominaban la base, en el km 16, a
que en el coche escoba nos llevasen a un pelotón de lisiados hasta la meta
escoltando al último. Tedioso hasta el
límite. Yo creo que lo hacen a propósito para evitar los abandonos. Si algún
día tenéis que abandonar pensároslo mucho y si podéis escaquearos sin que se
den cuenta, creedme, es preferible. No
imagino pesadilla peor que caer en manos de estos voluntariosos entregados. No
pude ni despedirme de la muchacha.
Creéis que llevo una mala
sensación o decepción. En absoluto. De todo se aprende y está claro que el
tesón y la constancia son virtudes pero llevadas al límite se transforman en
cabezonería, que es peor que un vicio, un error. En frase que os resultará
familiar : “Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir”. (Por lo
menos hasta la próxima carrera).
A los demás les fue muy bien y
los resultados muy dignos. Tiempos muy encomiables. Las chicas consiguieron el segundo puesto por
equipos, meritorio y merecido. Karina, Inés y Bea, merecen nuestro
respeto, admiración y felicitaciones.
Sin restar mérito, fueron muy bien
apoyadas por el soporte de liebres, bien diseñado y mejor realizado, que las
chicas saben valorar y agradecer. En
resumen y en conjunto, una muy buena jornada, aunque siempre hay algún tachón.
Paciencia.
Nota escatológica : como
agricultor vocacional me complace comentar que fieles a la generosidad del
club, varios miembros del CAS, se pararon durante la carrera para regar e
incluso fertilizar zona vegetales de las inmediaciones del recorrido. Lo
curioso es que los tiempos conseguidos por esos
mismos corredores fueron francamente buenos. Se abre pues una novedosa
línea de investigación : ¿compensa el incremento de velocidad conseguido por la
disminución de peso el tiempo empleado en el menester?.
Finalmente la vuelta, tan grata y
satisfactoria como la ida. En el Área de servicio de S. Simón, contemplando la
placidez de la ría y la isla del mismo nombre, cuya historia desde luego no fue
plácida, pasando desde monasterio
Templario,( vivió la destrucción por parte del pirata Drake ) a Lazareto y
terrible prisión, (las cosas son con frecuencia muy distintas de lo que a
primera vista parecen), paramos. El despliegue de bocadillos, pan “tumaca”,
jamón, queso, embutidos, bizcochos y galletas fue de escándalo. Café y vuelta a
casa. Plácidamente y casi todos comprobando
los beneficios de la siesta.
El ambiente de este Club, (sin
duda la pertenencia ha sido una de mis
decisiones realmente acertadas), su excelente organización, la camaradería, de
la que este viaje es uno de sus ejemplos, no es fruto del azar. Supone el
trabajo intenso y sacrificado de mucha gente, casi siempre los mismos, para que
las cosas resulten fáciles y puedan llevarse a cabo con aparente sencillez y
certera eficacia. Creo que se merecen nuestro ánimo, reconocimiento y afecto.
A seguir, que esto no para.
Interesantes crónicas pero se echa de menos las crónicas sobre los " pequeños heroes del club " que ya nadie escribe y tan celebradas eran tanto por los niños como por los mayores. UN saludo
ResponderEliminarMuy buena crónica Paco!
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