Crónica de Órdes, en la que se habla de lo que se verá.
El domingo 11 de mayo tuvo lugar la XIX carrera popular de
Órdes, segunda prueba del segundo
circuito Diputación de A Coruña, a la que llaman excelentísima. (A la
diputación, no a la carrera. En mi opinión ninguna lo es). Las carreras
modestas, que en general me agradan mucho, deben de apoyarse y por ello asisto
a las que puedo. Pero no hasta el punto
de ocultar sus carencias. Si no se las critica, se les impide mejorar. El que
siga leyendo comprobará a que me refiero.
La carrera se disputa sobre 9,5 km, circular, totalmente de
asfalto y sobre un recorrido que a mí me pareció bastante anodino y
desangelado. Creo que no sería difícil encontrar recorridos alternativos más
atractivos. Al que argumente que es el recorrido habitual, ya clásico, le
respondo que lo clásico tuvo un inicio y por tanto fue novedoso y así debe de
permanecer hasta que se renueve para
mejorarlo.
Se inscribieron unos
240 corredores en la categoría absoluta. Se clasificaron 214. La participación
me parece corta, en especial para formar parte del circuito. ¡Como han cambiado
las cosas para que más de 200 participantes parezcan pocos en una carrera
popular modesta, cuando hace diez años se hablaría de gran participación!.
Alegrémonos del cambio, pero en escasa
se queda. Había una única mesa para la recogida de dorsales de la absoluta.
Mucho no parece aunque no hubo grandes colas dada la participación.
El día soleado y
fresco, resultaba frío en tirantes y a
la sombra. Se lo comenté a Eliseo. “Xa verás que pronto quences”, me
replicó y bien pronto comprobaría lo acertado de la profecía. Y aún se quedó
corto, me faltó poco para hervir. El CAS participó con 8 atletas, que no puede
considerarse multitud. Dado el número los cito expresamente : José Antonio,
Carlos, Fernando, Miguel, Begoña, Ángeles. Eliseo y Paco. Ese fue el orden de
llegada. Salimos a las 11:50 en punto, hora de partida no muy habitual. Como
siempre, iba detrás pero dado lo despejado mi observación resultó en esta
ocasión más precisa. Se dio una primera vuelta corta, de aproximadamente 1 km,
pasando de nuevo por meta, con lo que nos enseñaron, las curvas y repechos
duros que habría justo antes de la llegada. La hicimos Ángeles, Eliseo y yo,
juntos. Bajada tras la meta, y paseo peatonal. Los llevo a unos 20 metros. Más
delante Begoña y a lo lejos Fernando. Al resto ni los veo, pero me imagino que
salieron porque llegaron. Km 2. Curva, cuesta dura y enlace en una carretera
amplia, subibaja, recta, totalmente abierta y en donde caía un sol vengativo. Corríamos
por el arcén, separados del tráfico por conos. Ello quiere decir que estaba
abierta al tráfico. Me parece increible que no haya carreteras de segundo orden
que puedan cerrarse o restringirse mucho la circulación y que resulten más
atractivas. Sólo veía a Begoña ocasionalmente y Ángeles y Eliseo iban a unos
100 metros. En el km 5, por fin giramos hacía una carretera secundaria con
zonas de sombra, con una cuesta dura inicial y posteriormente subibaja. Bien
medida y señalizada. Vuelvo a cruzarme con algún coche. Aproximadamente en el
Km 6, avituallamiento líquido. Un gozoso placer. No vi un contenedor para tirar
la botella, así que al suelo, a engorrinar. Me noto cansado, pero adelanto a
más de los que me adelantan, así que los de mi nivel, deben de ir peor. El
trayecto era sinuoso así que a los compañeros
los perdí de vista. Aproximadamente en el km 8, pasamos por el Pazo de
Biduero, hermosa construcción del siglo XVII, rehabilitada como restaurante,
cuyo escudo figura en la camiseta conmemorativa que nos regalaron. Me pareció
la única imagen reseñable del recorrido. Cuesta abajo larga, con posterior
subida zigzagueante, ya recorrida en la vuelta corta, para la llegada a meta.
Lo tripito, el recorrido no me resultó
agradable y no por duro, que lo és, sino por insulso. A la llegada excelente
bolsa del correrdor, (bizcochos, palmeritas, zumo, agua, mandarinas, naranja,
manzana, peladillos y camiseta). Pero la bolsa nos la dieron anudada con los
bizcochos dentro, con lo que había que desanudarla para rellenarla, lo que provocó un
atasco. Menos mal que a esas alturas hacía sol y buena temperatura. Y
peor hubiese sido con buena participación.
Contemplo el
forerruner y me sale una media de 5:17. No lo entiendo, porque me correspondió
el dorsal 246, pares sucesivos y según la Cábala Pitagórica excelente presagio.
La interpretación numerológica es árdua, pero, como el Papa, infalible cuando
acierta. Cuando lo compruebo, al día siguiente, resulta que el GPS me ha
restado 350 metros, (multiplica por 6 el error habitual), con lo que la media
se queda en 5:06. Modesto pero más digno. Se ha enterado que he
comentado que corrí mejor sin él y el instrumento, que también tienen su
orgullo, se ha vengado. Sigo sin conseguir 50 en 10.000, ni ligar. Al margen,
creo que es una nueva evidencia de cómo han mejorado las carreras. A esa media
entré entre los 25 últimos. A pesar de ello estoy contento. (Me recuerda la
anécdota de la hiena, que siendo monógama, comiendo carroña y apareándose una
vez al año, aún se ríe). He mejorado, aunque como los demás compañeros lo han
hecho en mayor medida, cada vez me distancian más.
Y dejo para el final la pega más grave, no acabo de
encontrar la clasificación de los menores. ¡Y eso si que no!. A quienes participan
con tanta generosidad, entrega y entusiasmo, no se les puede defraudar. Hay que
mimarlos y cuidarlos mucho más. No puedo citarlos y bien que lo siento.
Si puedo seguiré participando, con el excelente ambiente
habitual del CAS, pero lo que me gustó buena falta hizo. Demasiados errores he
encontrado en esta carrera.
No conseguir bajar de 50, me tiene de un humor de perros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario