Entonces yo era un lobo solitario, que contactaba por primera vez con el mundo de las series, técnica de carrera, etc. En las sucesivas medias noté una clara mejoría en el ritmo al que corría cómodo, eso me dio la confianza necesaria para afrontar mi segunda maratón.
Con algunos problemas familiares de última hora que me
impidieron entrenar la última semana, y con algo de pena de no correr con el
resto del CAS en Coruña, pongo finalmente rumbo a la capi del estado.
El sábado, recogida de dorsales y una expodepor bastante impresionante.
Ambiente de running espectacular, pastaparty, gente por todas partes...
Llega la noche
previa, muchos nervios, muchas dudas. Sobre
una silla coloco el dorsal y toda la equipación ( camiseta oficial del CAS) con
las zapatillas, como la noche de Reyes cuando era niño. Típica noche sin pegar
ojo, fantaseando con la carrera. Y a las 7 arriba, que ya no aguanto más.
Mi familia se despierta para darme ánimos y, por fin, me
voy caminando hacia la salida, justo en la Cibeles. Cuando llego falta una hora
para el pistoletazo y ya hay un ambiente impresionante, gente nerviosa y muy
excitada, y yo sin saber qué hacer con una hora por delante. Si caliento y
estiro tanto tiempo voy a salir ya cansado, así que busco el cajón de salida nº
2, veo a los africanos calentando (claro que ellos sólo van a correr poco más
de 2 horas y yo 4), busco un wc para la última parada en boxes y finalmente
entro en el cajón.
Ya dentro del cajón paso algo de frío, me pongo a calentar (apenas unos saltitos,
que hay que guardar fuerzas) y estiro lo que puedo. De repente, me tocan el
hombro y me encuentro a Pedro Abeledo e hijo. Más de 25.000 personas para tomar
la salida entre la media y la maratón y nos encontramos los tres “casitos”, ¡Madrid
é noso!
Con puntualidad dan la salida, vamos mezclados con los de
la media hasta el km 14. Esto hace que, sin querer, los maratonianos salgamos algo más rápido por
el efecto manada. Subimos desde Cibeles hasta más arriba de Plaza de Castilla (
km 6 ). Durante estos kms en subida constante me duelen algo las piernas, una
molesta periostitis tibial que aparece en mi caso en los primeros kms y suele
ceder a la media hora de carrera. Por fin se me pasa y el perfil de la carrera
se hace más amable. Llevo un ritmo algo rápido para mí, 5´/km, pero voy cómodo.
En el km 14 se separa la carrera de media del 42 y, al separarnos, los compañeros de la media nos
empiezan a aplaudir y a dar gritos de ánimo. Ya estamos solos los maratonianos.
Atravesamos la Gran Vía y llegamos a Sol para enfilar hacia el Palacio Real. En
este punto reconozco a mi familia animando, ¡subidón!, intento controlar el ritmo
para no estrellarme. Paso el km 21 en 1:50, “me la pego seguro”- pienso-, y
bajo el ritmo ( mi mejor media la hice en 1:45).
Durante todo este tramo el pasillo de gente animando es
enorme, el pelotón va todavía alegre y los corredores hablan y cuentan chistes
sin parar, yo no.
Llegamos a la Casa de Campo, aquí ya no hay gente animando
y hay más cuestas. Km 25-30, se me empieza a contracturar un gemelo, ¡pánico!
Empiezan a caer corredores, se acabaron los chistes. Sólo se escuchan las
pisadas. Abandonos y runners caminando. Por fin, salimos de esta zona y todos
sabemos que viene lo más duro, y si no ya se encarga alguno de recordarlo. Mi
gemelo va peor. Mi ritmo está cayendo a 6´.
Aproximadamente km 30, pasamos al lado del
Vicente Calderón. Voy mal, empiezo a pensar que no acabo. Las piernas parecen
columnas de cemento, y por primera vez entiendo lo que llaman “el muro” o el
señor del mazo, y este muro es gordo y el del mazo me está dando en los
mismísimos c…Empiezo a pensar en parar y dejar el running para siempre, a mí lo
que me gusta es ver la tele y jugar al pingpong. ¡Pero qué hago yo aquí!, con
casi 50 tacos lo que tenía que hacer es tomar cañitas y jugar a las cartas. De
repente, veo una cara conocida entre el público que me grita: ¡venga Sada! Millones
de personas, y allí estaba el señor Lodeiro de Betanzos animando.
Km 33, en plena cuesta del Paseo del Prado
casi voy arrastrándome a más de 6´/km. Esta vez son mis hijas corriendo a mi
lado animando y gritándome que no pare, que falta poco, que ¡sí se puede! Y a
mí sólo me dan ganas de llorar de impotencia, 6 km para la meta, 4 cuesta
arriba y apenas dos cuesta abajo y voy fatal…. Pero sigo a trote cochinero.
Paro en el último avituallamiento para beber y camino unos 20 metros pensando
si seguir sufriendo o acabar de una vez. Miro el panorama y veo a un montón de
gente con cara descompuesta y a muchos andando. “Ni de coña Federico, corre
cabrón, que no viniste aquí a pasear”; y volví a correr hasta acabar la cuesta
arriba. Por fin entro en el Retiro. Mucha gente gritando para dar ánimos, 1 km
y medio a la meta y, por fin, cuesta abajo. Miro el GPS, veo que no va a ser
muy malo el resultado dado el perfil de la carrerita, y me animo aumentando el
ritmo. Al fin veo los arcos de meta. La pierna derecha va como una tabla, pero
ya está, se acabó, misión cumplida. Atrás quedan días de series en Sada con el
CAS, largas tiradas en solitario los domingos y muchas horas fantaseando con
este momento. Me dan ganas de llorar de lo agotado que estoy, pero satisfecho
de haber llegado. Tiempo neto oficial,
3:54:18.
Me vuelvo a encontrar con Lodeiro, al que
agradezco los ánimos en un momento delicado, y a mi mujer e hijas, que hasta
llegaron a correr unos metros conmigo.
A los Abeledo no los he vuelto a ver, pero
Pedro llegó en 3:44 y su hijo en 3:30. Enhorabuena a los dos.
El día de la carrera juré no correr nunca más
una maratón. 24 horas después ya pensaba en la siguiente, Roma, Sevilla,
Chicago…quién sabe. ¡ Isto é una droja!
…y colorín colorado...espero que os haya gustado.
Federico Romero Yuste
Enhorabuenaaa Fede!! No sabía q ibas a la Marathon de Madrid....me ha encantado la crónica, seguro q Bea y las niñas sufrieron casi tanto como tú,ja,ja .Un abrazo para toda la familia ;-)
ResponderEliminarYo me encontré con este fenómeno allá por el km 38 y le di recuerdos para Ramiro, cuentas que sufriste mucho al final, pues yo imagínate porque aún entré 4 min después. Enhorabuena
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