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jueves, 1 de mayo de 2014

ROCK AND ROLL MARATHON MADRID 2014

Cuando me hice socio del CAS a finales del 2013, Fernando me preguntó cuáles eran mis objetivos para la temporada. Le respondí que quería hacer las medias de Coruña en febrero, León en marzo, Vigbay en abril y completar la maratón de Madrid,  a ser posible mejorando las 3 horas y 48 minutos de Coruña 42 del 2013. En enero empecé a entrenar con el CAS en Sada. 
Entonces yo era un lobo solitario, que contactaba por primera vez con el mundo de las series, técnica de carrera, etc. En las sucesivas medias noté una clara mejoría en el ritmo al que corría cómodo, eso me dio la confianza necesaria para afrontar mi segunda maratón.
Con algunos problemas familiares de última hora que me impidieron entrenar la última semana, y con algo de pena de no correr con el resto del CAS en Coruña, pongo finalmente rumbo a la capi del estado.
El sábado, recogida de dorsales  y una expodepor bastante impresionante. Ambiente de running espectacular, pastaparty, gente por todas partes...
Llega  la noche previa, muchos nervios, muchas dudas.  Sobre una silla coloco el dorsal y toda la equipación ( camiseta oficial del CAS) con las zapatillas, como la noche de Reyes cuando era niño. Típica noche sin pegar ojo, fantaseando con la carrera. Y a las 7 arriba, que ya no aguanto más.
Mi familia se despierta para darme ánimos y, por fin, me voy caminando hacia la salida, justo en la Cibeles. Cuando llego falta una hora para el pistoletazo y ya hay un ambiente impresionante, gente nerviosa y muy excitada, y yo sin saber qué hacer con una hora por delante. Si caliento y estiro tanto tiempo voy a salir ya cansado, así que busco el cajón de salida nº 2, veo a los africanos calentando (claro que ellos sólo van a correr poco más de 2 horas y yo 4), busco un wc para la última parada en boxes y finalmente entro en el cajón.
Ya dentro del cajón paso algo de frío,  me pongo a calentar (apenas unos saltitos, que hay que guardar fuerzas) y estiro lo que puedo. De repente, me tocan el hombro y me encuentro a Pedro Abeledo e hijo. Más de 25.000 personas para tomar la salida entre la media y la maratón y nos encontramos los tres “casitos”, ¡Madrid é noso!

Con puntualidad dan la salida, vamos mezclados con los de la media hasta el km 14. Esto hace que, sin querer,  los maratonianos salgamos algo más rápido por el efecto manada. Subimos desde Cibeles hasta más arriba de Plaza de Castilla ( km 6 ). Durante estos kms en subida constante me duelen algo las piernas, una molesta periostitis tibial que aparece en mi caso en los primeros kms y suele ceder a la media hora de carrera. Por fin se me pasa y el perfil de la carrera se hace más amable. Llevo un ritmo algo rápido para mí, 5´/km, pero voy cómodo. En el km 14 se separa la carrera de media del 42 y,  al separarnos, los compañeros de la media nos empiezan a aplaudir y a dar gritos de ánimo. Ya estamos solos los maratonianos. Atravesamos la Gran Vía y llegamos a Sol para enfilar hacia el Palacio Real. En este punto reconozco a mi familia animando, ¡subidón!, intento controlar el ritmo para no estrellarme. Paso el km 21 en 1:50, “me la pego seguro”- pienso-, y bajo el ritmo ( mi mejor media la hice en 1:45).
Durante todo este tramo el pasillo de gente animando es enorme, el pelotón va todavía alegre y los corredores hablan y cuentan chistes sin parar, yo no.
Llegamos a la Casa de Campo, aquí ya no hay gente animando y hay más cuestas. Km 25-30, se me empieza a contracturar un gemelo, ¡pánico! Empiezan a caer corredores, se acabaron los chistes. Sólo se escuchan las pisadas. Abandonos y runners caminando. Por fin, salimos de esta zona y todos sabemos que viene lo más duro, y si no ya se encarga alguno de recordarlo. Mi gemelo va peor. Mi ritmo está cayendo a 6´.
Aproximadamente km 30, pasamos al lado del Vicente Calderón. Voy mal, empiezo a pensar que no acabo. Las piernas parecen columnas de cemento, y por primera vez entiendo lo que llaman “el muro” o el señor del mazo, y este muro es gordo y el del mazo me está dando en los mismísimos c…Empiezo a pensar en parar y dejar el running para siempre, a mí lo que me gusta es ver la tele y jugar al pingpong. ¡Pero qué hago yo aquí!, con casi 50 tacos lo que tenía que hacer es tomar cañitas y jugar a las cartas. De repente, veo una cara conocida entre el público que me grita: ¡venga Sada! Millones de personas, y allí estaba el señor Lodeiro de Betanzos animando.
Km 33, en plena cuesta del Paseo del Prado casi voy arrastrándome a más de 6´/km. Esta vez son mis hijas corriendo a mi lado animando y gritándome que no pare, que falta poco, que ¡sí se puede! Y a mí sólo me dan ganas de llorar de impotencia, 6 km para la meta, 4 cuesta arriba y apenas dos cuesta abajo y voy fatal…. Pero sigo a trote cochinero. Paro en el último avituallamiento para beber y camino unos 20 metros pensando si seguir sufriendo o acabar de una vez. Miro el panorama y veo a un montón de gente con cara descompuesta y a muchos andando. “Ni de coña Federico, corre cabrón, que no viniste aquí a pasear”; y volví a correr hasta acabar la cuesta arriba. Por fin entro en el Retiro. Mucha gente gritando para dar ánimos, 1 km y medio a la meta y, por fin, cuesta abajo. Miro el GPS, veo que no va a ser muy malo el resultado dado el perfil de la carrerita, y me animo aumentando el ritmo. Al fin veo los arcos de meta. La pierna derecha va como una tabla, pero ya está, se acabó, misión cumplida. Atrás quedan días de series en Sada con el CAS, largas tiradas en solitario los domingos y muchas horas fantaseando con este momento. Me dan ganas de llorar de lo agotado que estoy, pero satisfecho de haber llegado. Tiempo neto oficial, 3:54:18.
Me vuelvo a encontrar con Lodeiro, al que agradezco los ánimos en un momento delicado, y a mi mujer e hijas, que hasta llegaron a correr unos metros conmigo.
A los Abeledo no los he vuelto a ver, pero Pedro llegó en 3:44 y su hijo en 3:30. Enhorabuena a los dos.

El día de la carrera juré no correr nunca más una maratón. 24 horas después ya pensaba en la siguiente, Roma, Sevilla, Chicago…quién sabe. ¡ Isto é una droja!
…y colorín colorado...espero que os haya gustado.
Federico Romero Yuste

2 comentarios:

  1. Enhorabuenaaa Fede!! No sabía q ibas a la Marathon de Madrid....me ha encantado la crónica, seguro q Bea y las niñas sufrieron casi tanto como tú,ja,ja .Un abrazo para toda la familia ;-)

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  2. Yo me encontré con este fenómeno allá por el km 38 y le di recuerdos para Ramiro, cuentas que sufriste mucho al final, pues yo imagínate porque aún entré 4 min después. Enhorabuena

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