Como
estoy en fase de descanso relativo, (activo le llaman los enterados), este fin
de semana participé en dos carreras.
En principio parece un contrasentido, pero luego vereis que hubo más descanso que activo.
En principio parece un contrasentido, pero luego vereis que hubo más descanso que activo.
El
sábado 28 de junio se celebró en Vilalba, organizado por Orgullo Calvo,
la 2ª Carrera Internacional de Calvos. Coincidía con la semana del orgullo gay,
aunque creo que el orgullo era la única coincidencia, (aunque ahora que lo
pienso, éramos todos hombres). 4.200 metros por las calles de la villa.
El número de participantes fué muy escaso, anotándose tan sólo 24
corredores, uno de los cuales era yo. Atribuyo la cortedad a la muy mala
política de difusión, como ya pasó en la carrera das letras galegas
celebrada en el mismo municipio. Aunque es posible que influyese otro motivo :
Como sabeis la causa más frecuente de alopecia masculina es la androgénica. La
calvicie es pues una carta de presentación de garantía de virilidad. (Si con la
virilidad se hacen gloriosas coyundas o lamentables chapuzas es
cuestión en la que no entraremos). Uno de los requisitos eran un mínimo de
17 cm. Llegado a este punto, muchos ya no leyeron más. Se preguntaron
quien y donde lo comprobaría. Se imaginaron el público repudio y la no menos
pública vergüenza al ser rechazado. Pero el tamaño exigido no se
refería a lo único, como muchos pensaron, sino al de la calvicie. Se exigían 17
cm desde las cejas a la calva, al objeto de desechar alopecias menores, calvas
incompletas y fraudes. Se trataba de encontrar calvos rotundos,
esféricos, calvas deslumbrantes, exportables y homologables, no machotes. No
cayeron en la cuenta de que de referirse a lo otro, dificilmente se hubiese
podido celebrar la carrera. En fin que podría resultar que no se apuntasen por
temor a no dar la talla. Los premios consistían en dos sandías, una docena de
huevos y una bombilla, respectivamente para el primer, segundo y tercer
clasificados.
A
las siete de la tarde relucían bajo el sol, como metales bruñidos, 24 calvas
espléndidas, 24 farolas. Pocas veces se vió tan luminosa la villa. Pero al
darse la salida, se acabó la coña y arrancaron como lebreles desaforados calvos
. Parecía que en la meta les fuesen a regalar pelucas. Yo, que iba de
coña a hacer un trote cochinero a 6 por minuto, me vi inmediatamente en el
pelotón de los torpes y al poco tiempo de último. No me importaba, pero me
dije, eso no. No me quedo de último sin presentar batalla. Aceleré dejé a 4 o 5
atrás y mantuve el ritmo. Por delante corría uno en chandal y con estilo
desmadejado. En la cuesta de regreso, lo tenía a tiro y aceleré para pasarlo.
Sentí naúseas. Comprobé que las judías con chorizo, regadas con mencía del
Bierzo, carnoso y rotundo, no es el plato idóneo para competir. Ni aún
suavizadas, con una copa de ginebra Gin Mare, mediterránea, con aroma a tomillo
y retama y regusto a aceituna. ¡Déjalo ir!. ¡No está maduro!. En la cuesta
final me volvieron las naúseas, así que entre en meta al paso. A 5,07 el
kilómetro, que en 4 km es francamente flojo, pero yo aún lo esperaba más
tranquilo. El único trofeo al que competía, el de participante de mayor edad,
me fué arrebatado injustamente por un atleta local y total porque había nacido
un par de años antes. Reseñar el premio al más sexy, un corredor barbado por
toda pilosidad, que participó en tanga de colores republicanos. De lo más
divertido y transgresor.
Carrera
divertida y entrañable, sin pegas que ponerle, que merecía mayor participación
y relevancia. Habrá que plantearse por qué no funcionó y corregirlo.
El
domingo, la bajada de San Pedro de Visma, era otro asunto. Cuarta carrera del
Circuito Coruña Corre, convocó a unos 600 adultos y 150 jóvenes y jóvenas. La
carrera de sobra conocida ha sido denominada bajada por un bromista. La
distancia oficial eran 6.490 metros, aunque a mi me salieron 6489. Se
sube en asfalto, una dura y larga cuesta desde S. Pedro hasta el parque de
Bens, mas o menos asfixiado se entra en el parque que se recorre por
caminos de tierra compacta,con continuos toboganes y zigzagueos ,
con algunos repechos serios, para finalmente, si, al fin bajar hasta s.
Pedro por la misma carretera por la que se subió. Es cierto que al ser un
trazado circular mal puede ser un descenso, (salvo en los grabados de Escher :
ver escaleras arriba y escaleras abajo), pero el nombre, sin ser falso,
despista. Salimos a las 10:30. Me encontré fresco y arranqué brioso para
mi nivel. Conocía la dura subida, pero la recordaba mal y me resultó mas larga
de lo que la memoria decía. Me pasaron a centenares. Recorrí Bens, en donde
me continuaron adelantando y finalmente despendolado cuesta abajo,
me siguieron adelantando. ¡Anda y así os estrelleis!, maldije sin
resultado alguno. A 5´30´´ el kilómetro, debiera haberme resultado suave,
pero me resultó mucho mas dura que la del día anterior. Menos
mal que el tiempo no era muy caluroso, estaba cubierto y aún
"orballó" un poco. Con clima menos favorable me hubiese resultado un
suplicio.
El
CAS compitió con 27 participantes en adultos, 15 hombres y 12 mujeres y 10
en jóvenes. Chinchilla y Abuin hicieron respectivamente 12 y 15 de la general,
Karina, Inés y María Luisa fueron podium en sus categorías y Susana primera en
Benjamín, Zeltia segunda en Alevín y Mario y Alba terceros en Alevín e Infantil
respectivamente.
Un
buen día. El ambiente era tan bueno y distendido que hasta conseguimos hacer
una foto final. ¡Mejoramos a ojos vista!.
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